¡Dios cumple!

¡Dios cumple! Recuerdo que cierta ocasión, mis papás me autorizaron ir a una fiesta de cumpleaños. Yo esperaba ese día con ansias pues sabía que si me habían autorizado el permiso, yo iría y disfrutaría de esa fiesta. Tú tienes que ser como un niño, creyendo y esperando en Dios. Un niño no cuestiona una promesa, solo espera que llegue el día indicado para poder disfrutarla al máximo. Quizá hoy veas lejanas las promesas de Dios o esos anhelos y metas que tengas, pero no temas, continúa creyendo. Abraham espero muchos años, antes de ver el nacimiento de su hijo Isaac, a pesar de los años sus ojos vieron la promesa cumplirse. Josué llegó a la tierra prometida y disfrutó de ella. Si Dios lo dijo, ¡él cumplirá! Tú sólo tienes que seguir confiando y creyendo que él va a cumplir sus promesas.