¡Vuelve a intentarlo!


 Cuando ves a un niño queriendo caminar, lo ves caer muchas veces. El pequeño lo intenta una y otra vez hasta que llega su día. El día en que logra la gran hazaña, lo que tanto anheló, poder caminar.


Pero eso cambia lamentablemente al crecer, de adultos dejamos muchas veces de perseguir aquello que anhelamos.

Nos rendimos fácilmente, como si el don de la perseverancia nos fuera quitado, nos rendimos y damos un final anticipado a nuestros sueños.


Quizá tú te has equivocado muchas veces, pero no debes rendirte.


Un entrenador sabe cuando su competidor ya no puede más, él conoce sus capacidades y sus debilidades. Dios no solo es tu entrenador, es tu creador y conoce todo de ti. Y él sabe cuando ya no puedes más, pero también conoce la capacidad que ha puesto en ti así que no dejará que te rindas.


Tú no decides cuándo rendirte porque es Dios quien te sostiene, tú tienes que confiar en Dios, porque Él está de tu lado y sabe la capacidad que posees. ¡Él es un buen Padre quien cuida de ti en todo tiempo!


NO TE RINDAS, aferrate a Dios y ESFUÉRZATE UN POCO MÁS.

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